lunes, 23 de mayo de 2011


Una histeria innecesaria,así como descabellada,abandoné cuando te vi. Sentí estragos en el pecho,del más loco frenesí. Abundancia de promesas,y una súplica de ayuda para ir juntos a la luna. Pasional como sutil,me arrebataste el cielo y lo adornaste. Y con el tiempo me enseñaste qué es el amor, y que en la cama no hay restricción. Hoy sé que no debe existir  placer como admirarte reir.